1994: JASP (Jóvenes Aunque Sobradamente Preparados)
2010: JESP (Jóvenes Emigrantes Sobradamente Preparados)
2013: GM (Generación de Mierda)
El año 1994 una casa de coches usó el primer acrónimo en una campaña publicitaria para definir una generación, la de los 70-80, que se perfilaba como la gran prometida que lideraría un país (el que fuera), en un momento de exaltado crecimiento, hacia el éxtasis humano y tecnológico. El momento era único: un paradigma social de libertades inédito que ofrecía la oportunidad a las nuevas oleadas juveniles de vivir y formarse técnica y humanamente como nunca antes se había visto, en universidades, escuelas de idiomas y de posgrado, con becas y programas internacionales. Un futuro prometedor. Estábamos a las puertas de la sociedad del súper-bienestar.
Cuál es, a día de hoy, la realidad de estos jóvenes? Xavi Morató (erigido representante por propia voluntad) nos lo explica con un musical que no ahorra pólvora a la hora de descuartizar, con humor analítico y corrosivo, temas actuales como el acceso de estos jóvenes al mercado laboral, el estado del sistema educativo u otras cuestiones sociales como la colonización de algunos bares de barrio por la comunidad china o el fenómeno badulake. La cualidad más destacable, pero, de este dramaturgo es su habilidad a la hora de reflexionar también en el otro lado de la red: la respuesta de estos jóvenes ante los fenómenos presentados y cómo, al siglo XXI, la revolución se lleva a cabo a golpes de Twitter.
A pesar de una puesta en escena un poco carecida de ritmo (algunos actores parecían tan empanados como los personajes que interpretaban -seguramente por haber llegado al estreno verdes de ensayos), la trama y la música (lástima de un solo músico en escena) son brillantes y alocadas y merecen, claro que sí, una oportunidad. Pues tiene que ser este, a buen seguro, un espectáculo que cogerá velocidad y consistencia a medida que el engranaje acople las muchas y magníficas piezas que lo componen.
Un espectáculo cínico e inteligente recomendado para todos aquellos que quieran conocer de de cerca (narrado por sus propios protagonistas) cómo intenta, esta generación de mierda, levantarse y renacer después de la caída del Olimpo. No recomendando para integrantes del colectivo chino, pakistaní, o personas que valoren grandes recursos técnicos en escena por encima del ingenio y el valor de unos jóvenes que siguen estando ampliamente preparados como aquí demuestran.