Fun Home narra la historia de Alison Bechdel, una chica que dibujó y escribió el cómic Fun Home. Una familia tragicómica, basado en su vida. Se trata, por tanto, de una obra autobiográfica y el fruto de una doble adaptación: de la vida real al cómic, y del cómic a un musical. La protagonista nos hace una retrospectiva por su trayectoria: desde la infancia, en la que vivía en una familia que se vendía como perfecta, pero que en realidad escondía una doble vida de un padre homosexual; el paso por la universidad, donde descubre que ella también es homosexual; hasta la vida adulta, cuando este trauma explota debido al suicidio de su padre (esto no es un spoiler, lo dicen en los primeros minutos de la obra).
Momentos de luz. La obra tiene un casting de Champions: el mismo Daniel Inglés (el director del espectáculo, de larga trayectoria en el mundo de los musicales y director de la nueva propuesta Onyric del grupo Focus) es quien hace de Bruce Bechdel (el padre de la protagonista y personaje central de la obra); la siempre impecable Mariona Castillo da vida a Alison adulta (la narradora de la historia); y Pilar Capellades (menos conocida para el gran público) encarna la abnegada madre de la familia. Grandes profesionales que ejecutan interpretaciones técnicamente inmejorables. Mención aparte para los niños de la obra. No estamos acostumbrados a ver espectáculos con niños (de hecho, el tópico dice que no se debe trabajar nunca ni con niños ni con animales), y menos con niños que actúen de protagonistas. Un reto que superan con nota.
Momentos de aburrimiento. La poca originalidad en el guión y la alta previsibilidad de la historia hacen que en algunos momentos la trama sea lenta y aburrida. Paradójicamente, la obra replica su propio argumento: es un musical aparentemente perfecto, con interpretaciones perfectas, música perfecta, una ejecución perfecta en consonancia con la familia perfecta, la de los Bechdel, pero paradójicamente, una obra vacía y gris que hace de espejo también de una familia vacía por dentro. Por la temática, podríamos empatizar con la protagonista, podríamos sufrir el dolor interno que experimenta su padre, podríamos emocionarnos con sus vivencias… Pero no, el relato no consigue en ningún momento hacer sentir la mínima proximidad con unos personajes típicos y tópicos y sin ningún tipo de profundidad, que acaban siendo sólo caricaturas desdibujadas. Creo que el problema no radica en la compañía catalana, sino que el guion y la estructura de la obra original (que vendría a ser como una sucesión de viñetas de cómic) no están del todo bien conseguidos.
Sin embargo, vale la pena que vayan y juzguen ustedes mismos. Encontrarán momentos que realmente valen la pena (todas las canciones son de 10), interpretaciones excelentes y tendrán la oportunidad de ver un musical que tuvo 5 premios Tony (!) adaptado al catalán. Sentirse como en Broadway es fácil, que luego la trama nos guste más o menos ya es otro tema.