Apego y desprecio por la vida

Final de partida

Final de partida
28/04/2022

Sergi Belbel ha traducido “Endgame” una obra que Samuel Beckett escribió en 1957. Belbel ha sido también el director y han dedicado la obra a Rosa Novell, directora y actriz que había dirigido esta pieza en 2005.

Final de partida” se encuadra dentro de las obras minimalistas que han venido a llamarse del absurdo y que todavía no entiendo porqué nos atrapan tanto, qué tiene de misterioso un momento o una situación que no lleva a ninguna parte como la espera a Godot o este “Final de partida” que no es final ni principio sino que sencillamente describe un hecho, una situación extraña, incomprensible, surrealista.

Sabes que vas a ver un Beckett y que te tienes que dejar llevar sin esperar una historia, un nudo, un desenlace potente. Ir a ver un Beckett es ir a disfrutar de las palabras, de las ideas, de los pensamientos, es escuchar con atención, es descubrir que de la tragedia nace la diversión, que las situaciones cómicas pueden ser las más patéticas y que puede hacernos reír la brutalidad del momento.

No es por tanto difícil entender que “En attendant Godot” se haya representado en muchos lugares del mundo y en todos los idiomas. Como “Godot”, “Final de partida” es un teatro inteligente, cargado de simbolismos y de abstracciones. Es teatro del absurdo con una gran carga de profundidad.

Si a todo esto le añadimos unos actores y una actriz cuyo trabajo es impecable, entenderemos que es una obra redonda. Jordi Bosch es Hamm, un viejo decrépito, ciego e inválido, Jordi Boixaderas es Clov, el criado cojo, submiso y humillado por un hombre que se cree poderoso para no mostrar la debilidad de un despojo humano. Jordi Banacolocha y Margarida Minguillón son los progenitores de Hamm, mutilados y tirados (literalmente) al cubo de la basura, los cuales, a pesar de tener un papel secundario, son el contrapunto o un añadido a la sordidez del momento.

Como nos tiene acostumbrados Max Glaenzel, esta vez con Josep Iglesias, presentan una escenografía sobria con un aire inquietante. La iluminación de Kiko Plans ayuda mucho a sentir lo que Beckett nos quiere transmitir, el apego a la vida y todo el rechazo y desprecio que sienten por ella.

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