Yo no había visto esta obra que fue el trabajo de un grupo de estudiantes al finalizar la carrera en el Institut del Teatre en el año 2010. Con “La feísima…” fundaron “La Calórica” y desde entonces han creado y producido seis espectáculos más: “L’Editto Bulgaro” (2012), “La Nau dels Bojos” (2013), “Bluf” (2014), “Sobre el fenomen de les feines de merda” (2015), “El Profeta” (2016), “Fairfly” (2017) y “Els Ocells” (2018). Son los mismos componentes de la Compañía diez años más tarde representando la misma obra más trabajada, más madura. Todos continúan formando parte de La Calórica excepto Carla Rovira quien los ha acompañado en esta segunda puesta en escena.
No hablaré de los premios que han ganado con “La feísima…” ni los galardones que han recibido como compañía. Sólo puedo hablar del impacto que me ha causado la trama escénica y el tratamiento de los temas tratados en la obra: la crítica a una institución en un momento de hace 4 siglos y el parecido con algún momento actual, el afán de poder y las intrigas para conseguirlo o mantenerlo más allá de la muerte, las luchas intra e interfamiliares para conservar la unión de un supuesto gran imperio, la obsesión por preservar la unidad de un territorio y la conquista de los más alejados, los pactos interesados para beneficio de la corona. Y todo esto es expresado por estos grandes actores y actrices con un humor inteligente, a veces grosero y al mismo tiempo son capaces de mantener la atención durante poco más de una hora que dura la representación.
Pero lo más impactante, lo que me ha fascinado de verdad es la escenografía de Albert Pascual ajustada a criterios de la época. Desconozco si utilizaron los mismos recursos hace 10 años pero puedo asegurar que en esta ocasión es inmejorable. Una gran cama en la que se está muriendo la reina sirve para todas las escenas. Es la cama en la que la reina está viviendo las últimas horas de su vida; es el lecho para realizar actos sexuales con su esposo, Fernando; es la Sala del Trono donde recibe los consejos del Cardenal; es el comedor en el que invita a comer a su hija Juana y a su esposo Felipe. Toda rodeada de una estructura palaciega de madera que sujeta unos cortinajes densos y que se abre y cierra al principio y final de la obra.
La madurez de los actores y actrices queda evidente en su seguridad en la escena y en el gran trabajo actoral que realizan todos: Xavi Francés (rey Fernando), Aitor Galisteo-Rocher (reina Isabel), Esther López (ayuda de cámara), Marc Rius (príncipe Felipe), Carla Rovira cardenal), Júlia Truyol (princesa Juana).
Creo que es imprescindible verla, no únicamente por su gran calidad sino porque la Calórica con esta obra, además de celebrar sus diez años de vida, pueda cerrar todo un ciclo de éxitos.