La casa familiar que une y separa

Pau Miró y Toni Casares han col·laborado los dos juntos en el proceso de escritura, dirección y elección de intérpretes según explican ellos mismos en un podcast.
Es una obra cargada de simbolismos. Un pájaro herido junto a un campo de trigo es acogido por un arquitecto urbanista. En este lugar construirá una casa. La acogida es la idea que se cierne todo el rato con el trasfondo de las dificultades de encontrar vivienda en Barcelona ciudad, de la gentrificación y la expulsión de sus habitantes. La obra transcurre con varias capas argumentales que Pau Miró ha ido tejiendo con pulcritud.
Tres hermanos, tres reconocidos intérpretes, Anna Alarcón, Montse Germán y Xavi Sáez, se encuentran en la casa de los padres tras la muerte de su padre, y lo que debía ser un encuentro agradable acaba con reproches por diferencias ideológicas y formas distintas de haber vivido su infancia. Las actitudes, más que las palabras, hace entender a cada uno de los tres hermanos la forma de pensar de los demás. La información se va dando paulatinamente y el tejido argumental va creciendo con los puntos de vista de los tres hermanos.
El escenario es el jardín de la casa de los padres lleno de nidos para pájaros que había construido el padre, cuya muerte es un misterio para todos pero sobre todo para la nieta (maravillosa Mia Sala-Patau).
Con la cuidada escenografía de Pol Roig y la iluminación de Mireia Sintes Garcia, la tormenta que cae sobre la casa parece que te caiga encima y los relámpagos iluminan el jardín, el bosque cercano y la sala del teatro.
La verdad, con mucha carga simbólica, se va descubriendo a través de un cuento que van creando la nieta y una de las tías (Montse Germán) tal y como solía hacer la abuela.
Poco a poco se van atando cabos. Con la caída del nido caen las esperanzas por una vivienda digna para todos y las ilusiones por un mundo mejor.