Eva Yerbabuena no ha estado nunca en la vanguardia del baile flamenco, en la que sí estarían Israel Galván o Rocío Molina, pero su trayectoria tampoco ha sido convencional. Comenzó trabajando como bailarina con Javier Latorre, Merche Esmeralda y Joaquín Cortés, pero a finales de los noventa crea su propia compañía, inicia una carrera internacional y llega a compartir cartel con Mijail Baryshnikov o a ser dirigida por uno de los miembros de La Fura dels Baus. Todo este bagaje le ha hecho estar siempre un paso más allá de la tradición, pero es quizás en este espectáculo en el que ha arriesgado un poco más.
El espectáculo comienza con toques de contemporáneo, una música a base de percusión y un interesante juego de máscaras. Algunos de los elementos se conservan o aparecen de vez en cuando para dar una continuidad al conjunto, aunque las apariciones de Eva Yerbabuena nos devuelven a la tradición. En este sentido, el solo final -espectacular en ejecución y en dificultad- parece venir de otro montaje. Creo que en Apariencias conviven, de forma demasiado contrastada, dos miradas sobre el flamenco y sobre el baile en general. Son dos espectáculos en uno, y eso le hace perder en innovación … aunque el nivel es tan alto que acaba compensando. Mención aparte para todos los bailarines que la acompañan, los dos cantaores y por el trabajo espléndido de iluminación de Fernando Martín.