No es extraño ver, de vez en cuando, espectáculos europeos que analizan la actualidad política o determinados aspectos de la sociedad desde la sátira. Ahora me vienen a la memoria Ubu Roi o Belgian Rules, pero hay muchos más ejemplos. como por ejemplo aquel esperpéntico Concours européen de la chanson philosophique. Aquí, sin embargo, cuesta más encontrar este tipo de formato, y es por eso que Europa Bull supuso una agradable excepción en el momento de su estreno (finales del 2019) y lo sigue suponiendo en la actualidad. Desgraciadamente, aquel teatro político que hacían Els Joglars ahora ya hace unos cuántos años ha quedado casi olvidado para muchos…
El espectáculo de Jordi Oriol reúne a representantes de diferentes países en el Comité de Cultura de la Comunidad Europea. Buscan la celebración adecuada para sacar importancia a un asunto ridículo que, una vez más, lo ha ensuciado todo: la vaca Penka ha atravesado la frontera de Serbia sin papeles veterinarios y ahora el viejo continente se plantea si hay que ejecutarla o no, a pesar de estar preñada. Un buen punto de partida para ver la inoperancia, las medidas absurdas y un pasado histórico -quizás más actual de lo que parece- cargado de conspiraciones e intereses cruzados. En total, metáfora y simbología… a las que también se une un poco de mitología griega. Y es que no hay que olvidar que Europa era una joven fenicia que fue violada… oh casualidad, por un toro.
Oriol utiliza todo lo que tiene al alcance para hacer un espectáculo entretenido, a ratos un poco alargado, pero casi siempre interesante. Hay mucho de teatro físico, muchos juegos de palabras -marca de la casa- y un sentido del humor más o menos absurdo que quizás no funciona todo el rato… pero que da momentos únicos. En definitiva, un montaje grandilocuente, punzante (o al menos esta es la intención) y sobre todo necesario.