Dolor en primera persona

ESTIgMES

ESTIgMES
08/03/2019

Que ha llegado el momento de que las mujeres tomen la palabra, también en los escenarios teatrales, es un hecho ya innegable que, probablemente, ha tardado demasiado a llegar. Lejos todavía de una paridad efectiva, muchas directoras y dramaturgas han abierto un camino que ya no tiene marcha atrás. A través de él, hemos descubierto toda una serie de historias ocultas que estremece solo la idea de pensar todo el tiempo que han estado silenciadas. En este caso, es Concha Milla la que toma el relevo de compañeras de profesión como Clàudia Cedó o Gemma Brió para habla de un tema íntimo, delicado, personal y, sobre todo, doloroso. La valentía con la que expone una experiencia traumática real con el objetivo de visibilizar y abrir debate sobre la infertilidad femenina y el duelo gestacional demuestra una entereza encomiable. Escrito y protagonizado por ella misma, el espectáculo contiene textos duros, verdades sobrecogedoras, sentimientos contrapuestos, un buen puñado de información valiosa y un final memorable. Francesc Cuéllar ha sido su cómplice para la ocasión, encargado de la dirección del espectáculo, demostrando, una vez más, su gran creatividad e ingenio a la hora de generar momentos escénicos cautivadores. Quizás, la apuesta del montaje por un cierto distanciamiento formal resulta, en conjunto, fría en exceso y, por eso, se echan de menos momentos de una mayor emotividad. A pesar de esto, la propuesta transpira verdad, denuncia, reivindicación y catarsis, de forma que, difícilmente, dejará a ningún espectador indiferente, por no decir que su mera existencia es, hoy en día, más que necesaria, imprescindible.

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