Las historias con un personaje excéntrico e imprevisible en medio siempre van un paso por delante de las otras, ya sea por un plus de comicidad, peligrosidad o incluso dramatismo. Son personajes que nos pueden inspirar ternura y crispación en la misma escena; personajes que a veces cuesta de olvidar, tanto por sus caprichosas decisiones como por la relevancia y clarividencia de algunos de sus actos. Y difícil de olvidar resulta esta madre de nombre cambiante que vive en una fantasía continua, pero feliz, siempre con una sonrisa en los labios y una idea extravagante en la cabeza.
Esperant Mr. Bojangles se basa en la novela de Olivier Bourdeaut, un auténtico fenómeno que fue un gran éxito de ventas y que incluso tuvo sus versiones teatral y cinematográfica. Ahora llega una nueva versión que se basa tanto en la novela como en el montaje escénico pero con cambios sustanciales. Y el resultado es emotivo, trepidante… y también divertido, cuando toca. Prefiero no explicar demasiado el argumento porque lo mejor de la pieza es dejarse llevar por las aventuras de los tres protagonistas, las continuas sorpresas y los pequeños giros de guion. Una fiesta que Paco Mir ha sabido entender muy bien y ha llevado hasta las últimas consecuencias, sin tener miedo a los momentos dramáticos y más serios.
Sílvia Abril sorprende a todo el mundo con un difícil personaje que se mantiene todo el rato en equilibrio, intentando no caer hacia el lado de la locura o hacia el de la extrema felicidad. La acompaña un siempre entrañable Lluís Villanueva, que con su trabajo vuelve a demostrar que sabe imprimir bondad y empatía a casi todos sus personajes. Y cierra el trío protagonista la joven Lua Amat, una actriz que hemos descubierto gracias a la televisión y que aquí tiene la gran oportunidad de demostrar que es una actriz con un gran futuro por delante.
El espectáculo acaba teniendo una factura un poco naif –la escenografía casi infantil de Mariona Ubia así lo acentúa- y a ratos parece que no crea en el gran potencial que tiene entre manos. Pero, sea como sea, creo que estamos ante uno de aquellos montajes al que seguramente le funcionará muy bien el boca-oreja.