Un Beckett impecable

Esperant Godot

Esperant Godot
01/12/2019

En general, Samuel Beckett es un autor muy difícil de poner en escena y, concretamente, Esperando a Godot, su obra más memorable, es todo un reto que vemos pocas veces encima de los escenarios porque se tiene que ser muy valiente para atreverse a hacer una propuesta con ella. Con este texto, lo más complejo, probablemente, es encontrar el tono adecuado: un ejercicio de funambulismo entre su sentido del humor trágico (sin caer en la parodia o banalización) y su calado existencialista (sin ponerse demasiado intensos ni hundirse en una densidad que resulte inasumible).

El pequeño gran milagro de este montaje dirigido por Ferran Utzet es haber encontrado el equilibrio que hace que esta mezcla imposible entre juego y «antirrelato» funcione a la perfección. Cabe que decir que parte del mérito se encuentra también en la gran química que Nao Albet y Pol López demuestran en escena, marcando el ritmo, retroalimentándose de cada cosa que aporta el otro, sumándose al gag como los dos clowns que son en realidad pero sin perder el peso de una interpretación dramática. También Aitor Galisteo, con su genuina potencia cómica, y Blai Juanet, con su humor gestual, tienen la capacidad de levantar el espectáculo en los momentos adecuados tal cual parece que Beckett hubiese querido.

En definitiva, se trata de un ejemplo de cómo Esperando a Godot puede ser profunda, divertida, filosófica y cercana, todo al mismo tiempo, gracias a una dirección audaz y un casting impecable. Si alguien no ha visto nunca esta obra, probablemente, esta sea su mejor oportunidad para hacerlo en mucho de tiempo.

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