Sátira y reflexión sobre la obligación social de ser padres

Escenes d’una vida amb Hàmsters

Escenes d’una vida amb Hàmsters
08/04/2019

Propuesta fresca, tan actual como atemporal (hay cosas que la modernidad no elimina) sobre la obligación y presión social de tener hijos, los reproches más o menos disimulados por no ser padres y que ellas sufren más que nosotros, el «se te pasará el arroz»… y de cómo la maternidad, mal gestionada, te transforma en una persona monotemática (y ridícula) que sólo habla de criaturas y qué bonitas y espaviladas son las tuyas, más que el resto, por supuesto.

Con acierto, la Cia Fresquita Montes ha elegido un registro de humor con sesgo absurdo, cotidiano y de espejo, incluso alocado a ratos. Reímos porque habla de tener hámsters y es menos duro que decir directamente «hijos», pero no es tan, tan exagerado ni alejado de muchas actitudes que vemos a nuestro alrededor. Y según qué reflexiones, entran mucho mejor con sonrisas.

El inicio es muy, muy divertido, irónico a más no poder, con unas amigas, colmo de la felicidad, a quien todo el mundo está obligado a admirar y envidiar, propietarias recientes de hámsters, ridículamente reales en su enajenación. Hace tiempo que pienso que parece que hay gente que tiene hijos para pasearlos y enseñarlos. Pues más o menos.

Y, de repente, lo inesperado: Ana Bofill nos emociona con un monólogo final, dramático sin exageraciones, durísimo, que si estuviera en otra obra, con otro título, tendría mucho reconocimiento,

Yo, que no tengo hámsters, no quiero tenerlos y ni siquiera me gustan, me he visto reflejado y lo he disfrutado (era fácil en mi caso) pero viendo a todos los espectadores riendo y al mismo tiempo digiriendo que no pasa nada porque cada uno elija su camino, diría que ha tocado varias teclas bien afinadas.

Y a todo esto, no es ningún grito contra la maternidad, sino contra la imposición, y la presión por no salir de la rueda, como en la que se encuentra el hámster. Huir de lo que nos obligan, evitar las críticas a los que no quieren seguir el camino preestablecido y percibirán demasiado a menudo un «pero estos, ¿quienes se han creído que son?».

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