Es por todos sabido que no abundan los personajes de personas mayores en el mundo del teatro y, mucho menos, que sean protagonistas de la obra. En este sentido, en En el estanque dorado no nos encontramos con uno, sino con dos personajes de este tipo y son de aquellas perlas que permiten lucirse a los actores que los interpretan. Así pues, tanto Lola Herrera como Héctor Alterio están magníficos en sus papeles y ya sólo por eso bien vale una visita al Teatro Romea. Por otra parte, el texto no destaca por su originalidad, ni tampoco por un tratamiento profundo del tema o por ser especialmente realista, pero la historia representada resulta entrañable, divertida y amena, haciendo salir al espectador con una sonrisa dibujada en la boca.
La dirección de Magüi Mira es bastante ágil y otorga todo el protagonismo a los actores, que son el pilar de la obra. En este sentido, los actores muestran una actuación natural en la que se nota su veteranía, ofreciendo en todo momento una interpretación cómica sin caer en la trampa de la sobreactuación y provocando empatía y ternura al espectador. Además, otro aspecto destacado es la escenografía, que a pesar de ser sencilla, es bastante sugerente y consigue con un diseño del fondo muy trabajado evocar el espacio exterior y abrazar al mismo tiempo el interior.