Parece ser cierto que hubo un encuentro Napoleón-José I en Vitoria cuando la guerra de la independencia ya había empezado a extenderse por toda la península y amenazaba al “francés” para retirarse. Napoleón vio que se perdía esa zona de expansión y fue a apoyar y respaldar a su hermano.
La diferencia de carácter entre ambos hermanos es evidente. Napoleón es encarnado por Pau Roca. Él es fuerte, ambicioso, arrogante frente a un hermano débil, frágil y empequeñecido. David Bagés es Pepe Botella llamado así sarcásticamente por los españoles por su afición a la bebida. Ambos interpretan a maravilla sus papeles.
Hay un tercer personaje, el mameluco Rustam, esclavo de Napoleón interpretado magistralmente por Oriol Guinart. Él está presente en las conversaciones entre los dos hermanos. El tono burlesco y satírico hace que la obra sea anunciada como comedia.
El discurso de Napoleón es enérgico y convincente. Defiende los principios de la revolución francesa con la idea de extenderlos por toda Europa y hacerla unida, fuerte y acabar con las monarquías absolutistas. Fueron Rusia, las más de seis coaliciones monárquicas que se organizaron en Europa para frenarle, la resistencia en España y finalmente la derrota en Waterloo quienes acabaron con un sueño quizá demasiado grande para aquel momento.
Silvia Munt dirige este texto de Ramon Madaula con mucho acierto. Utilizando un más que afortunado espacio escénico de Sebastià Brosa y Paula Bosch, mueve a ambos personajes con pocos elementos pero que dan movimiento a la conversación.
No se sabe de qué hablaron los dos hermanos, pero Ramon Madaula escribe un texto muy convincente. Hablan de la política, describe a los españoles como ignorantes pero con la fuerza suficiente para representar un peligro inminente. Hablan de su infancia en Córcega y hablan italiano entre ellos: Giuseppe y Napoleone. Córcega fue comprada por los franceses un año antes del nacimiento de Napoleone pero él siempre habló el francés con un fuerte acento italiano. El guiño a la independencia de Córcega demuestra las profundas contradicciones que separan los ideales colectivos de los sentimientos de la identidad de un pueblo.