Exceso de elegancia

El teatre i la pesta

El teatre i la pesta
12/07/2015

Dice Antonin Artaud, poeta, dramaturgo y director francés, en el ensayo en el que está basado este espectáculo que el teatro, como la peste, “es la exteriorización de un fondo de crueldad latente por el cual se localizan en un individuo o en un pueblo todas las posibilidades perversas del espíritu”. Ésta es sólo una de las innumerables sentencias que este texto brillante, provocador e incisivo, publicado por primera vez en 1938, tira en la cara de los amantes del convencionalismo. Tan sólo la idea de traer a escena un escrito tan visceral y osado como éste merece todos los respetos hacia su director y adaptador, Jordi Coca. Probablemente, ha presentado, así, por primera vez a muchos espectadores la voz de esta figura maldita del teatro europeo del siglo XX, nunca suficientemente reivindicada y, sólo por eso, la propuesta vale, de verdad, la pena. Desgraciadamente, el montaje ha optado por una puesta en escena elegante que, a pesar de algunos aciertos relacionados con metáforas visuales, no acaba de estar nunca al nivel de desmesura que Artaud reclama. De acuerdo que Esther Bové es una buena actriz, pero un monólogo de estas características pedía a gritos descontrol, brutalidad y catarsis; y lo que nos encontramos es un recorrido excesivamente técnico, academicista y controlado en cada detalle con una serie de acciones simbólicas que no siempre funcionan. La obra, pues, es per se una buena iniciativa que, a pesar de esto, se queda a medio camino de su potencial, cosa que, por otro lado, es lo más habitual cuando se trata de autores tan extremos.

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