Deconstruyendo al Borbón

El rey

El rey
18/03/2016

Desde los tiempos de Animalario, el actor Alberto San Juan ha mostrado siempre un persistente interés en usar el teatro como vehículo de exposición de ideas políticas. A veces con propuestas más aleccionadoras y otros más ingeniosas, lo cierto es que su Teatro del Barrio está abriendo nuevos caminos como el emprendido, recientemente, con la peculiar Ruz-Bárcenas de Jordi Casanovas. Acompañado aquí de Guillermo Toledo y un espléndido Luis Bermejo en el papel del monarca, El rey es, en este sentido, un ejercicio más clásico en su narrativa. La obra deconstruye la figura de Juan Carlos I a través de su vida y trayectoria como forma de describir el tipo de democracia que nuestros políticos han ido diseñando desde la muerte del dictador.

Ampliamente documentado, San Juan tiene la habilidad de equilibrar un ácido sentido del humor con el patetismo del personaje (tal como lo retrata) y el estupor que pueden provocar ciertos hechos de nuestra historia. Como fantasmas del pasado que vienen a cabrear al Borbón, los actores interpretan, entre otros, a hombres relevantes como Chicho Sánchez Ferlosio, Francisco Franco, Henry Kissinger, Adolfo Suárez o Felipe González en un juego escénico muy interesante. El espectáculo, no obstante, depende demasiado de nuestra memoria como españoles, de forma que los espectadores más jóvenes, probablemente, se pierdan si no controlan los referentes. Es, así, una propuesta que, difícilmente, se puede traducir y llevar a representar en otros países como se puede hacer, por ejemplo, con el teatro político de Brecht. Pero el autor y director no parece demasiado preocupado por esto. Hay una cierta inmediatez en su estilo. Se dirige a un público que, aquí y ahora (bajo su punto de vista), necesita escuchar esto que se le explica para abrir los ojos y contribuir, de este modo, al cambio hacia un nuevo modelo de sociedad más justa y auto-consciente. Lo conseguirá o no, pero se tiene que reconocer que el montaje es valiente y competente por allá donde transita y, además, contiene una vertiente humana que, no sólo invita a la reflexión, sino que, incluso, puede llegar a emocionar.

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