Sólo con sentir la energía que desprende este Rei Lear tan especial, uno ya se da cuenta de que está asistiendo a un montaje histórico. En primer lugar, por su espectacular reparto que reúne unos cuántos de los mejores talentos del panorama teatral actual y, en segundo (y quizás este es el secreto de haber reunido tantas cabezas de cartel), porque será, probablemente, la última gran obra donde participe Núria Espert. La mítica actriz, que ya ha cumplido 80 años, parece que tenía como reto pendiente interpretar este clásico personaje shakespeariano traicionado por sus hijas y abocado a la locura. Espert no deja pasar la oportunidad de hacer un recital de matices, inflexiones de voz, compromiso emocional y transmisión del verdadero significado de las palabras, demostrando su talla en cada escena. La combinación de fragilidad y fuerza que otorga al protagonista de esta tragedia resulta tan hipnótica como sobrecogedora, y tan carismática como su compañera de escena Teresa Lozano (en el papel de bufón). Por otro lado, el estilo de dirección de Lluís Pasqual encaja, en este caso, perfectamente con el espíritu del texto: una reflexión sobre el despojo de lo superfluo que nos permitirá encontrar la luz después de la tormenta. Su sobriedad mezclada con verdaderos golpes de efecto bastante impactantes funciona de maravilla y, junto con el conjunto de composiciones interpretativas, convierte la propuesta en una joya única e irrepetible.
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