Una puesta en escena mínima pero claramente intencionada y efectiva para un gran texto. Àlex Rigola vuelve a traer al teatro una obra de Roberto Bolaño y apuesta para dejar todo el protagonismo a las palabras, el cual se traslada a las voces sobre el escenario.
Una propuesta que nos obliga a ponernos en la incómodo piel de una rata, a sentir su mundo donde lo raro es lo normal, la fiebre es la salud, el veneno es la comida a través de sus ojos, de su gusto, de sus orejas, de su olfato, de su tacto… y por si algún espectador se despista en algún momento, una rata muerta de tamaño humano sobre el escenario blanco. Aun así la historia atrapa y es difícil desconectar mientras sigues esta investigación sobre unas extrañas muertes por parte de un roedor detective llamado Pepe lo Echa, personaje central de la historia. Entre pesquisas aparecen reflexiones sobre la condición del individuo, sobre su lugar en la sociedad, sobre aquello socialmente aceptado, sobre la vida y la muerte… Un thriller con mucha sustancia.