Hace años leí el cuento de Antoine de Saint-Exupéry. Había oído mucho hablar de él y, aunque yo ya era mayorcito, tengo que decir que disfruté como un niño y al mismo tiempo me pareció una auténtica lección de vida y de filosofía, es decir, una joya en mayúsculas. Sin duda, me fascinaron las historias que vivía el principito, los dibujos que las acompañaban interactuando con ella y, sobre todo, el potente contenido que se escondía detrás. Por este motivo, cada vez que se hace alguna adaptación al teatro, siento unas ganas enormes de ir y, a la vez, un miedo inmenso que no esté a la altura del cuento. En este sentido, hay que decir que no es un libro fácil de adaptar a la escena, aunque, al mismo tiempo, es muy sugerente y abre las puertas a la creatividad del artista que desarrolla el proyecto. Así, a principios de este año, nos llegó El principito del Teatro de la Abadía, que lamentablemente me decepcionó bastante, aunque aplaudí su ingenio al presentarnos la historia desde un pequeño príncipe de la tercera edad. De hecho, tengo que decir que cuando oí hablar de esta versión musical de El principito me dio mucho miedo, pero leer que detrás estaba el talento de Ángel Llàcer, Manu Guix y La Perla 29 me hizo concederle un voto de confianza y preferí esperar a ver el resultado antes de extraer ninguna conclusión. Pues bien, una vez vista sólo puedo decir cosas buenas de este musical, pero quizá la mejor piropo que le puedo tirar es que el espectáculo está totalmente a la altura del cuento original.
Podemos decir sin temor que este musical está plagado de aciertos y, quizás, uno de los más importantes es conseguir llevar el teatro infantil también a los adultos, a los que les hace disfrutar tanto o más que a los niños. Además, este cuenta con un talentoso equipo de actores y una dinámica dirección de Àngel Llàcer, consigue recrear a la perfección el mundo del libro en clave moderna. Así, el espectáculo utiliza las diferentes tecnologías para proporcionar una experiencia más gratificante al espectador, pero siempre desde el respeto absoluto a la historia y a favor de ésta. Por otra parte, las diferentes ilustraciones que acompañan al cuento cobran vida en el escenario, apareciendo en aspectos tan significativos que van desde el acertado diseño de vestuario hasta las diversas animaciones, como puede ser la de la famosa serpiente de la historia. Además, la obra cuenta con unas proyecciones brillantemente diseñadas, las que configuran una escenografía versátil que resulta ser moderna, atractiva y funcional. Obviamente, también las composiciones musicales de Manu Guix son uno de los ingredientes clave de la obra, las cuales resultan ser muy variadas entre sí y en las que podemos encontrar piezas realmente maravillosas. Por último, cabe destacar el tramo final de la obra, el cual por no desvelar la sorpresa no contaré, pero no me quería estar de decirlo, ya que aquí Llàcer nuevamente se luce.
Estoy convencido de que este es sólo el principio de un largo camino a recorrer por parte de este musical, ya que tiene los ingredientes necesarios para llegar a triunfar como franquicia muy lejos, incluso fuera de nuestras fronteras. Digo como franquicia por qué sería una lástima que le cambiaran nada. Así pues, mucha mierda y salud para este Principito!