La adaptación que Àngel Llàcer y Manu Guix han hecho del famosísimo cuento existencialista El Principito (Antoine de Saint-Exupéry, 1943) ha ganado a pulso el éxito y el amor de miles de espectadores desde que se estrenó el año 2014. La proeza del texto es que hace de la complejidad de la vida un viaje poético, divertido y muy emocionante. El tándem Llàcer-Guix entiende a la perfección el alma del bestseller y plasma en el escenario los pasajes más significantes con respeto hacia el original, y el sello personal que los hace uno de los activos creativos más interesantes de casa nuestra.
Narran la historia sin edulcorantes, accesible para pequeños, pero con un lenguaje y contenido profundo y simbólico que, como en el libro original, se presta a la relectura en diferentes etapas de la vida. Te hacen partícipe de la aventura gracias a una puesta en escena inmersiva basada en proyecciones, las divertidas caracterizaciones y una música que enamora. La partitura de Manu Guix, con letras de Marc Artigau y el mismo Llàcer, es excelente, emocionante y absolutamente adictiva: no os podréis sacar de la cabeza las melodías en muchos días. Dicen que los buenos viajes los disfrutas igual tanto preparándolos, como haciéndolos, y sobre todo, recordándolos. Y el recuerdo que deja este Principito es de lo mejor de la experiencia… Cada vez que escuches el disco, descubrirás más capas de esta historia sencilla, pero con la compleja misión de recordarnos que debemos aprender a amar y ser felices.
Parte importante de la magia del montaje radica en el fantástico trabajo de Julia Bonjoch, que encarna al Principito con la verdad y ternura esencial para que el artificio del teatro reste invisible a los ojos.