En poco más de una hora y viendo diferentes secuencias de una comida de Navidad de una familia, a través del tiempo, nos cuenta la historia de esta familia, en un largo período de 90 años. Es angustioso comprobar cómo es de corta la vida cuando se ve desde fuera, con una perspectiva más acelerada, en el que únicamente se relacionan los hechos más característicos de la vida de un grupo de personas, bajo el techo de un mismo hogar.
Los intérpretes, todos ellos muy jóvenes, trabajan sus múltiples papeles de manera muy creíble, aunque muchas veces deben representar edades mucho más avanzadas en la propia, sin más maquillaje que su interpretación y el modo de como lo retransmiten a los espectadores. Interpretación coral muy, muy satisfactoria.