Adaptar las seis novelas de Max Aub sobre la Guerra Civil española en una obra de teatro de dos horas es una empresa realmente difícil, casi imposible. Visto el resultado, podemos decir que al menos la esencia y el espíritu del autor están recogidos en este mosaico enredado y realmente difícil. Un mosaico que permite entender las contradicciones de una época convulsa y efervescente como pocas, con personajes de los dos bandos, con muertos que explican sus propias desventuras y con situaciones curiosas que a menudo no han formado parte de la historia oficial.
Ernesto Caballero afronta el reto con una dirección ágil y una interpretación coral, sin muchos protagonismos. A veces se echa de menos un seguimiento más profundo de las historias y los personajes, pero creo que la principal grandeza del espectáculo es precisamente recrear la atmósfera y el paisaje abstracto de una época muy concreta de España. Y esto queda reflejado de sobra con cuatro pinceladas, con una escenografía muy reducida, con buenas dosis de imaginación (muy buenas las escenas de Las Meninas o de los cuervos), la agradecida intervención de música en directo y un eufórico reparto de quince actores que no para ni un momento durante toda la representación. Un espectáculo que quizás puede llegar a agotar por el alud de información y acontecimientos, pero que se compensa con momentos realmente emotivos.