Como ya es habitual, la Companyia Ignífuga ha vuelto a escoger un texto clásico como punto de partida para su nuevo espectáculo. En este caso ha sido El jugador de Dostoyevski, y han convertido su relato sobre la ludopatía en un retrato de la Europa moderna (donde solo importa la pasta y los gobiernos se juegan el futuro de sus ciudadanos en los mercados, los grandes casinos modernos).
Con una puesta en escena contemporánea y decadente (llena de chándales y lentejuelas), unos intérpretes entregados y efectivos y aquel humor cínico tan marca de la casa, El jugador es un montaje moderno, arriesgado y brillante. ¡No os lo perdáis!