No es la primera vez que Els Joglars adaptan un texto de Cervantes: ya lo hicieron en 2004 con El retablo de las maravillas. En esta ocasión, pero, no ha sido un entremés lo que han querido traer a escena sino una de las Novelas ejemplares. Desgraciadamente, en este caso, el resultado ha resultado un experimento fallido. Como obra de un grupo de teatro histórico, El coloquio de los perros tiene toda una serie de virtudes respecto a su montaje. La escenografía es sencilla, estética y muy funcional, así como los elementos de atrezzo y un muy bien diseñado vestuario. Sin embargo, como maquinaria narrativa es evidente que no funciona: se hace larga y aburre por diferentes motivos. Primero, porque la interpretación de los perros por parte de Pilar Sáez (Beganza) y Ramon Fontseré (Cipión) repite una y otra vez el mismo esquema hasta la saciedad y esto cansa al espectador. Una cosa parecida sucede con la estructura de la historia que consiste en presentar unos amos detrás de otros sin que ninguno acabe consiguiendo remontar el interés. Además, el humor es demasiado simple y grosero, y la supuesta crítica social que contiene la mirada de los perros no es bastante penetrante, ni se ha sabido potenciar más que en ciertas referencias a la actualidad que, francamente, no encajan. Por lo tanto, y a pesar del gran trabajo de los secundarios (Dolors Tuneu y Xavi Sais) y la correcta dirección de Fontseré, en conjunto, no consigue hacer llegar ningún mensaje con fuerza, ni divertir bastante ni emocionar en absoluto. Quizás el material no daba para hacer un gran espectáculo pero, en cualquier caso, de las cualidades que potencialmente tenía no han sido capaces de sacar mucho provecho.
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