Ni la edad del texto ni la de los actores es relevante para medir la calidad de lo nuevo de Lluís Pasqual, y os puedo asegurar que es una auténtica maravilla. Un montaje que te agarra desde el primer momento y te arrastra con su ritmo ágil, sus versos tan bien dichos y su inesperada puesta en escena, que acompaña a estas dos compañías de actores jóvenes (pero para nada inexpertos). Músicos en escena, luchas de espadas, Rosa Maria Sardà repartiendo juego, efectos de sonido y hasta un tango, todo para mostrarnos que Lope de Vega aún tiene algo que decirnos y que el teatro clásico no es aburrido.
Un acierto en todos los aspectos y uno de los imprescindibles de la cartelera ahora mismo.