Me habría gustado que me hubiesen explicado Homero como hace Eduard Farelo en “Una Ilíada”. Relata esta vieja historia de la cual yo solo recordaba que es un gran poema épico del s. VIII aC compuesto para ser recitado oralmente por los rapsodas. Algunos de los cantos en forma de hexámetros los aprendimos de memoria. Me acordaba de Aquiles, de Helena de Troya, del caballo que rompe el sitio troyano en “La Odisea”. Sabía también algo del gran guerrero Héctor, hijo de Príamo, rey de Troya. El monólogo como forma de relato es la manera más similar y eficaz de relatar esta epopeya.
De vez en cuando el rapsoda se acerca al público mirándole a los ojos diciendo: – ¿Lo veis? Es un recurso teatral de acercamiento a un presente no demasiado distinto.
La cólera de Aquiles (mitad hombre, mitad dios), el mejor guerrero de los aqueos, después de la muerte de su amigo Patrocles, ha pasado a la historia como un símbolo de la violencia y la venganza humanas.
Lo que realmente nos presenta Juan Carlos Martel en esta excelente pieza traducida de la versión de Lisa Peterson y Denis O’Hare es el horror de la guerra. Es la obra más antibelicista que jamás he visto. Aquiles abandona el campo de batalla enfadado con Agamenon. Los griegos son derrotados, motivo que es aprovechado para hacer una descripción detallada, minuciosa y cruel de los muertos y heridos. Es una descripción violenta, despiadada, feroz, inhumana, salvaje, descarnada y sanguinaria difícil de digerir. Es la descripción de una guerra cualquiera. La enumeración de todas las guerras que ha librado la humanidad a lo largo de la historia es el momento álgido de la obra. El rapsoda va recitando la larga lista de guerras que han sucedido a lo largo y ancho de toda la geografía de la tierra y es espeluznante.
A mí no me hacía falta que al dirigirse a los muertos desmembrados, desfigurados y destrozados lo hiciera con nombres muy comunes entre nosotros pero entiendo que es una forma de acercamiento parar recordarnos que en todas las guerras hay muertos, que son muy jóvenes y que pueden ser los nuestros.
El público, emocionado, aplaudimos en silencio.
Como todas las guerras
Eduard Farelo: Una Ilíada
31/10/2018