Pienso que Ollé ha patinado con esta Doña Rosita, pues García Lorca es un autor muy especial que bebe de dos de los grandes: Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez y a pesar de que sus obras tienen momentos alegres, con coplas y poemas, tienen una intensidad que aflora de las entrañas y los atavismos más profundos, y en el supuesto que nos ocupa, los dos primeros actos los ha frivolizado. Hasta el tercero, cuando las cosas ya están resueltas (mal resueltas) la pieza no coge el tono. El grueso que se merece, la intensidad lorquiana. Del elenco, por mi gusto sólo han destacado tres actrices: Arànega, Elias y Navas y del trío Mercè Arànega les ha robado la función, pero no olvidemos que las muchachas de García Lorca acostumbran a ser papeles de antología.
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