Como hablar de un tema tan sensible y «serio» como la religión y no acabar en la tumba o en un calabozo?
Eugenia González La Rosa ha retomado la tradición del juglar, aquella que sólo necesita un intérprete con una gran capacitar para contar historias sin más artificio que su voz y su cuerpo, para convencernos (o no) de la existencia de Dios, en un monólogo muy personal, pero que me ha sorprendido en forma y contenido.
La historia de una atormentada señora, la Dolores, con angustia existencial y alergia social, es el trampolín para explorar de una manera muy lúdica y entretenida los puntos clave que argumentan o reprueban la existencia de un Ser Supremo. La exhaustiva investigación sobre espiritualidad, teología, neuroteología o ciencia evolutiva que el artista ha realizado a lo largo de cinco años para preparar el espectáculo convierte DIOS en una pieza muy didáctica que aporta información interesante sobre nuestra (frágil) naturaleza humana.
El otro punto fuerte del espectáculo es la gran expresividad y riqueza interpretativa de Eugenia. Gracias a su oficio – donde se nota la larga trayectoria en Comedia del Arte y teatro gestual- mantiene al público embelesado escuchando las aventuras a lo largo del camino espiritual de la protagonista.
Con un omnipresente instinto de juego y ganas de entretener y hacer reír, disfrutas viendo la actriz dominar el escenario con precisión y transformarse un sinfín de personajes, cantar a capella o contar una fábula.