Cuando la mierda nos llega al cuello y no hacemos nada para evitarlo

La Calòrica: De què parlem mentre no parlem de tota aquesta merda

La Calòrica: De què parlem mentre no parlem de tota aquesta merda
05/08/2021

La Calórica no deja de sorprendernos. Presentan unos temas de rabiosa actualidad de la manera más cómica y crítica posible. En esta ocasión no podía faltar el cambio climático. El texto y la dramaturgia de Joan Yago quiere poner de manifiesto la incapacidad del mundo para afrontar con seriedad este tema. Utilizando el conflicto que aparece en una comunidad de vecinos por la salida inacabable de mierda a causa de una tubería mal construida, el director Israel Solá utilizando el paralelismo, ironiza sobre las dificultades de resolver un problema que es, a todas vistas, importante pero que su solución se enlentece por los intereses personales o la ineficacia de los vecinos, el propietario y la comunidad.

El comienzo es desconcertante. Mónica López, invitada especial de la Calórica para esta obra, de manera seria, documentada y tirando de casos prácticos, pone de manifiesto el desastre que puede provocar la obsesión por el plástico y el movimiento ecologista que se ha instaurado en nuestra sociedad. Está soberbia en el papel de conferenciante seria, convencida de que el cambio climático es una farsa hasta que entra en decepción al comprobar cómo ha sido manipulada por las grandes multinacionales o los intereses del capital.

Excepto ella, el resto de los intérpretes representan muchos personajes sin apenas caracterización: Xavi Francès, Aitor Galisteo-Rocher, Esther López, Marc Rius van cambiando de papel sin que cause en el público ninguna confusión. La calidad interpretativa de todos/as es altísima, aunque querría remarcar en esta obra a Júlia Truyol que puede representar a la pareja disgustada, al vecino sabiondo y cabreado, a la representante de las multinacionales dominando con gran maestría las variantes dialectales del catalán y dando el tono cómico a cada papel.

Una vez más, la escenografía y vestuario de Albert Pascual nos sorprende y deja boquiabiertos. Es un escenario movilizado por todos los actores i actrices que va cambiando rápidamente en función de la escena. Se convierte en una reunión de vecinos, en una rueda de prensa, un congreso, un bar de copas o en la sala de ensayo de la Calórica acabada de alquilar y que se les llena de la mierda que sale por el wáter.

El gran mérito de la Calórica es su capacidad de crítica sobre los problemas que tenemos pendientes utilizando el humor y sobre todo su capacidad de hacer reír, y mucho. Es la combinación perfecta de teatro documental, cómico, ingenioso y valiente. Nada fácil.

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