En el siglo XVI, en pleno Renacimiento, en Italia nace una nueva forma de hacer teatro y que se esparce por toda Europa. Se basaba en el humor y la improvisación y las representaciones se hacían en plazas y mercados. Este género se llamó Commedia dell’Arte, un espectáculo carnavalesco que combinaba el humor con la crítica social. Se considera el primer teatro profesional de la edad moderna y de él se derivan patrones de conducta y escena.
Carlo Goldoni con la influencia de la Commedia dell’Arte, fue el creador de la comedia realista italiana y cambia la improvisación por el teatro de texto. En Coralina se hacen guiños a la Commedia dell’Arte. Se rompen todas las paredes como si actuaran en una plaza. Los intérpretes hablan directamente al público, interactúan y se les permite participar en el espectáculo.
En medio de enredos, engaños y medias palabras Goldoni escribió un texto en el que la virtud gana a la maldad y la verdad está por encima de la mentira aunque se utilicen engaños y argucias para demostrarla. Define las clases sociales extendiendo el tono burlesco a todas ellas sin contemplaciones ya que la finalidad era el divertimento pero a su vez, y de manera irónica, hacía una crítica social a las clases dominantes. En todas estas comedias, los ancianos representan el poder establecido y las costumbres, y habitualmente, son los padres de los enamorados. Los criados están al servicio de los ancianos pero también ayudan a los enamorados, hijos de aquéllos. Representan el amor y la pasión.
Como ya nos tiene acostumbrados La Perla 29 y su director Oriol Broggi, con una sencillez extrema, la escenografía se basa únicamente en una cortina larga en la pared del fondo, dos sillas, dos sillones y una mesita que los propios actores mueven según la escena. Todo ello amenizado con música barroca y una canción acompañada por un violín en escena. La elección de la música más adecuada es el sello Broggi. También es muy Broggi la introducción de palabras y frases del texto original, en este caso el italiano, que sitúa el ambiente en el lugar de la obra.
Mireia Aixalà es Coralina, la sirvienta amorosa que conoce su papel de sirvienta y se pone al servicio del dueño hasta las últimas consecuencias, desprecia los convencionalismos y la rigidez de los comportamientos de la época, desenmascara mentiras y soluciona los líos. Aixalà está soberbia.
Todos los actores y actrices están espléndidos cada uno en su papel. Un plantel de intérpretes impresionante aunque quiero destacar, además, a Joan Arqué con un difícil papel de criado disléxico y desmemoriado, Xavier Boada el padre viejo, rico y casado con una mujer más joven y Rosa Gàmiz la madrastra ambiciosa que lo quiere todo para ella y su hijo.
Es una obra redonda, divertida, feminista y actual. No se la pierdan.