Marc Angelet y Jordi Casanovas conspiran juntos para crear una comedia que quizás por separado habría sido diferente e incluso más original. Se adivinan las maneras de hacer de los dos autores en según qué escenas o giros de guion, y se nota principalmente la dirección de Casanovas en el tramo final. No estamos ante una obra fundamental en la carrera de ninguno de los dos, pero no se puede negar que han creado un producto muy bien cerrado y con posibilidades de convertirse en un éxito del boca-oreja. Eso sí, estamos ante una obra más convencional de lo que se esperaba (Gènius, de Angelet, o Inmunidad, de Casanovas, están muy lejos del planteamiento ahora mostrado), y quizás conviene saberlo para ir sobre aviso.
Conspiranoia empieza de forma casi abrupta: la voz en off, la rápida presentación del conflicto e incluso de los personajes, etc. Recuerda un poco la forma de empezar de El favor, con la que comparte cartelera. No se puede decir que sea un buen comienzo, pero poco a poco la trama va cogiendo cuerpo y con la aparición del personaje de Àurea Márquez parece que la cosa resurge. Ahora bien, hasta que no se deja aparcado el tema del tierraplanismo no surge la trama real de la comedia (¿o quizás tendríamos que hablar de drama disfrazado de comedia?). Aquí nos damos cuenta que lo que más importa son los personajes y sus historias reales, más que las conspiraciones o las fabulaciones que adornan la sinopsis. Si a todo esto añadimos un final que sí está a la altura de las circunstancias ya tendremos el producto completo para triunfar entre muchas clases de público.
Para mí, sim embargo, lo que sostiene definitivamente el montaje son las cuatro interpretaciones. Eduard Farelo aguanta bien el tipo del locutor de radio que ha perdido oyentes y también control sobre lo que hace o deja de hacer, tanto profesionalmente como en su vida privada. Àurea Márquez dota de dignidad y verosimilitud un personaje que en otras manos hubiera podido ser bastante freaky. Y finalmente, los supuestos secundarios se acaban llevando la mayor parte de las carcajadas y aplausos: David Vert, como un escritor gay al que se le da fatal mentir, y sobre todo, Mia Esteve en el divertido papel de una geóloga que no sabe cómo adaptarse al mundo real después de una ruptura sentimental.