Psicotrópicos para todos!

Consejos de un discípulo de Morrison a un fanático de Joyce

28/03/2014

Admitámoslo: de una manera u otra, todos hemos deseado alguna vez mandar todo a la mierda.
Desprendernos de las convenciones sociales, enviar el jefe donde se merece, olvidarnos de las obligaciones, vivir con lo puesto y pasarnos el día haciendo el loco o encerrados en un apartamento con aquella persona que nos vuelve locos. Abandonarnos a una vida de paraísos artificiales, como los bohemios parisinos, sin consecuencias ni preocupaciones.

Y hay un placer extraño en dejarse llevar por la historia de alguien que vive así, y cuando Ángel y Ana lo hacen, interpretados con tanta energía por Nao y Claudia, es como si nos liberaran un poco a nosotros mismos de nuestra realidad. La luz, los micrófonos, la música alta y los audiovisuales hacen de psicotrópicos indispensables (y efectivos) para entrar nosotros también en su viaje narrativo, contemplar la autodestrucción y mirar a los ojos ese abismo por lo que no nos tiramos pero que tanto nos atrae.

Finalmente, pero, como suele ocurrir con algunas substancias, salimos un poco resacosos, y es cierto que nos quedan ciertas dudas sobre los personajes y una pequeña sensación de que quizás falta cierta acidez y reflexión inexploradas durante el espectáculo en las palabras de Bolaño, tan hipnóticas y lúcidas en algunos momentos. Habrá que compararlos!

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