La carrera de Ramon Madaula como dramaturgo siempre ha ido ligada a la comedia costumbrista (Adossats, Els Brugarol), aunque de vez en cuando le guste echar mano de personajes históricos (Buffalo Bill a Barcelona, Conqueridors o la próxima Els Buonaparte). Pero también en estos casos el tono es de comedia, o en algún caso incluso de parodia. El humor de sus obras acostumbra a ser sencillo, directo y no esconde nunca un carácter popular que marca completamente su faceta de autor.
Conqueridors, con una trama televisiva y otra de pseudo-histórica, adopta el formato de la sitcom y satiriza el mundo de las series desde dentro. Esto le va bastante bien en un principio, e incluso encaja con la aparición del fantasma o espíritu de Jaume I, un personaje real que se revela ante el actor que lo interpreta en la ficción. Una buena idea que nos permite establecer un juego de espejos, y a la vez pone las bases para un cara a cara entre el mundo salvaje, machista y misógino del siglo XIII y el actual. Aquí, sin embargo, es donde la cosa no encaja demasiado bien. No se ve una progresión del personaje principal, y al final sus chascarrillos y sus salidas de tono provocan risa al personal pero no nos llevan a ninguna parte. Una oportunidad perdida que, además, se resuelve con una especie de deux et machina que está fuera de lugar y que cierra una comedia que podría haber tenido mejor final.
La interpretación de Madaula resulta impecable, como siempre, pero quizás las apariciones de Xavier Bertran son las que se llevan más simpatías por parte de los espectadores. Los acompañan, con solvencia, Roger Coma, Vanessa Segura, Mònica Glaenzel, Tilda Espluga y Moha Amazian. Un buen reparto para una comedia que encontrará su público y que puede obtener una buena carrera comercial.