Pocas veces un escenario con pocos elementos se llenó tanto contando tan solo con la presencia de una única voz sobre el escenario. Esa voz, la de la veterana Lola Herrera, es capaz de mantenerte enganchada de forma constante durante 80 grandes minutos. Esa voz hace que te emociones cuando ella llora la muerte de su Mario y que esboces una sonrisa culpable cuando enuncia y vivencia los valores ¿obsoletos? de la España de mediados del siglo XX: clasismo, racismo, machismo…
Durante 80 intensos y únicos minutos, la protagonista, Carmen, te hace adentrarte en esas largas horas que pasa en la habitación velando a su marido recordando anécdotas, personas, anhelos… y desvelando secretos. Recuerdos que nos muestran la realidad de las dos Españas, representadas una por ella y otra por su marido. El tiempo pasa, el frío y el cansancio se van apoderando de ti a medida que la protagonista va mostrando señales de que la temperatura está bajando y de que cada vez se encuentra más agotada… hasta llegar casi a la demencia del alba, ya pasadas las cinco.
Una tragicomedia denuncia de Delibes que hace que salgas del teatro reflexionando, ya que lo que nos cuenta Carmen no dista mucho de lo que han vivido nuestros abuelos y abuelas, o incluso nuestras madres y padres. Lola Herrera borda una obra única de la literatura española, y asombra su capacidad de llenarlo todo con una sola voz.