Para hacer visible lo invisible

Cavallet de mar o el peix invisible

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Cavallet de mar o el peix invisible → Sala FlyHard
16/02/2025 - Sala FlyHard

Valentía, transgresión y dinamismo son tres de los múltiples rasgos que podrían definir Cavallet de mar, o el peix invisible, una creación única y singular que se reestrena. Escrita por un brillante, preciso, directo y optimista Pau Coya y dirigida de forma magistral, como en un ejercicio malabar, por Rebeca del Fresno, demuestra el merecimiento, de hecho, de su nominación a los pasados ​​Premis Butaca en las categorías de Millor Intèrpret Revelació y Millor Muntatge de Petit Format.

Martí, un joven que inició su transición un año atrás y que comienza a hormonarse para modificar su cuerpo, recibe una noticia inesperada que rompe el ritmo del proceso y que le provoca un nuevo planteamiento vital. Este hilo argumental pone sobre la mesa los códigos de género establecidos y permite al joven reflexionar con profundidad sobre su cuerpo y su transición. Él se sale de la norma, como lo hacen los caballitos de mar cuando los machos gestan a las crías en sus primeras semanas de desarrollo. Y debe afrontar muchas luchas internas hasta llegar al punto en el que puede y quiere honrar su cuerpo. Puede amar porque ha logrado amarle. La escena final es una apoteosis.

Qué actor, Marc Torres… La experiencia de la obra ahorra adjetivos que no llegarían a describirla. Él carga solo el peso con ligereza y agilidad, y domina todos los registros que el texto reclama: el tono introspectivo, la frase irónica, la situación paródica, la sorpresa mayúscula, el disfrute pasional, el sufrimiento vital, la vivencia de joven, de amigo y de hijo…

Se plantea en forma de monólogo, pero los personajes que intervienen en la compleja vida del protagonista están muy presentes. El texto les hace participar activamente, y el acierto de la dirección dota al escenario de una polivalencia sorprendente, puntual y muy bien coreografiada. Una delicia por incorporar con ritmo y plasticidad los múltiples aspectos que el montaje propone. Cabe destacar también el diseño del espacio escénico y de iluminación, a cargo de Joan Fullana, y la creación de Pere Joan Company del espacio sonoro, ambas claves en la globalidad del montaje.

La figura del caballete interpela al espectador como metáfora de la superación de estereotipos, y, como el texto propone, invita a dejar atrás la disforia para abrazar la euforia de género. Que se calmará el mar bravo, el mundo será habitable por todos y disfrutaremos del baño como cada uno lo desee. Que no tiene sentido ninguna búsqueda de la felicidad si cada uno no es feliz consigo mismo. Y que gozar de la inmensa complejidad humana como rasgo indisociable del ser, sin constricciones ni juicios, es el único camino.

Una pieza pequeña que se hace grande por bien trabada, sólida… y necesaria.

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