Hay una tríada creativa que me tiene ganado desde hace tiempo: Ferran Guiu en la dirección, Marc Gómez en la adaptación y Joan Comaposada en la dirección musical. No sólo dominan el musical mal llamado de pequeño o mediano formato, sino que la calidad interpretativa, musical, de letras, propuestas originales, poco vistas, el cuidado artesanal y pasión, a mí me ha llegado y he repetido y repetido (Dies normals, Tell me on a Sunday …). Ahora alcanzan de nuevo un altísimo nivel e interés con Carrie, musical basado en la novela de Stephen King que ya tuvo adaptación cinematográfica. El musical, con libreto de Lawrence D. Cohen, letras de Dean Pitchford (Fame) y música de Michael Gore (perfecto apellido) fue uno de los fracasos más sonados de Broadway a finales de los 80 hasta que la rehicieron y recuperaron ya en los 2000.
Una adolescente es víctima tanto del bullying en el instituto como de una madre fanática, dos mundos distantes llenos de odio y miedo con ella en medio, perdida, vulnerable por los dos frentes, la famosa escena del baño de sangre, la telequinesia ( rabia y dolor acumulados) y la venganza trágica.
Reparto muy joven y solvente, con el lujo de tener 2 Carrie y 2 madres: Georgia Stewart y Raquel Jezequel (Nit de musicals), y Muntsa Rius y Anna Valldeneu. La sorpresa viene que uno espera una obra de miedo y encuentra mucho más. No sólo el bullying, sino el dolor de la víctima, la estupidez amiga de la ignorancia, el rechazo, la dificultad de encajar, la generosidad, el arrepentimiento, el fanatismo. Carrie ofrece piezas y situaciones tiernas y otros viscerales, con momentos corales bien coreografiados y otros íntimos. El día que yo fui actuaba Georgia, todo un descubrimiento, con una potencia, y control, vocales admirables y por lo que he visto de Raquel, la calidad también está más que garantizada.
La música es potente y de la que te engancha tan rápidamente que crees que ya la conocías. Poquísimos elementos de escenografía e iluminación muy protagonista
En resumen: otra de las propuestas musicales de calidad que nos presenta este equipo creativo y el Gaudí (algunas han tenido vida en otras salas como Sugar o El despertar de la primavera), atrayendo y formando público joven, con pocos medios, creatividad y algún pequeño problema de sonido (el precio a pagar por disfrutar de música en directo).