Guillem Albà y Joan Arqué creyeron que la novela de Irene Solà “Canto jo i la muntanya balla” podria ser adaptada al teatro y La Perla 29 confió en ellos para su dirección y puso a su disposición la Biblioteca de Catalunya y su magnífico escenario. Si ya me entusiasmó la novela, su adaptación al teatro me ha fascinado. Solà mezcla el mundo rural con las fantasías que la inmensidad del paisaje y de las montañas inspiran en sus habitantes. El poder de las fuerzas de la naturaleza, su belleza y crueldad desencadenan historias de contrapoder y defensa como son las de las “mujeres de agua” o las brujas, como un tour de force entre el hombre y la montaña. Esta lucha aparece ya en el primer acto cuando las brujas celebran de manera despiadada la derrota del hombre atravesado por un rayo.
Como dice José Eduardo Agualus: “hay pasados que atraviesan siglos sin que el tiempo los corrompa”, la montaña está presente a lo largo de la historia y ella continua imperturbable, serena, observando los restos de la historia, de una guerra civil cruel, de un pasado que surge desde el fondo de su alma y que nota la humedad de la desgracia.
Solà da voz y pensamiento a los hombres y mujeres, a las plantas y a los animales. Es una gran fiesta participativa de todos los elementos de la naturaleza y la dramaturgia de Claudia Cedó es respetuosa con la narración hasta los últimos detalles. El nacimiento del corzo es de una delicadeza sublime y el pensamiento del perro mientras Mia inicia una relación sexual es indescriptible. Ella consigue situarnos en cada uno de los escenarios de manera sencilla mediante unas estructuras de madera que sirven a la vez de mesa, de montaña, de bar, de bosque y que son manejadas por los actores y actrices con gran facilidad. Las escenas se acompañan con la música de Judit Neddermann, inquietante a veces, melodiosa en otras como la bonita canción de las mentiras.
Los actores y actrices Laura Aubert, Diego Lorca, Anna Sahun, Ireneu Tranis, Caterina Tugores y Amaia Miranda realizan un trabajo coral, cambiando continuamente de personaje, de registro o de voz, moviéndose ágilmente por este escenario arenoso, oscuro y mágico de la Biblioteca de Catalunya