Magnífico Derqui

Calígula

Calígula
21/07/2017

Publicado en 1944, Calígula es un texto bastante perturbador que reúne algunas de las características más representativas del teatro de Albert Camus: el espíritu pesimista, elementos del teatro del absurdo o su tendencia hacia el existencialismo. Pero, a pesar de su interés, no resulta tarea fácil llevarlo a escena, ya que la escasa evolución psicológica de su protagonista puede hacer caer el montaje en una densidad narrativa poco deseable. Desgraciadamente, Mario Gas no ha sabido superar esta trampa y nos ofrece una dirección poco imaginativa a la que le faltan soluciones que aporten agilidad o una cierta vida a un conjunto bastante estático. La escenografía, además, va en consonancia de estas carencies, apostando por una simplicidad pobre y estéticamente insípida.

Sólo el inconmensurable talento de Pablo Derqui consigue salvar la propuesta con una interpretación fascinante, aterradora y llena de fuerza que emociona, impacta y llega a poner los pelos de punta. Aun así, es probable que gran parte de los matices de su magnífico trabajo se pierdan más allá de las filas más cercanas al escenario. Lo que, en cambio, llega a todo el mundo por igual son los momentos más ridículos de la obra como aquel en el que parte del reparto aparece disfrazado de personajes de la cultura pop como David Bowie, el Joker de Batman o el Jim Carrey de La máscara. Es difícil entender las intenciones de esta idea pero el resultado se acerca mucho a la vergüenza ajena. Es una lástima que la gran interpretación de Derqui no haya encontrado, en este caso, un entorno a su altura.

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