Para las nuevas generaciones el nombre de Buffalo Bill ya dice bien poca cosa, y en algunos casos quizás ninguna. Durante todo el siglo XX, sin embargo, fue un referente de masculinidad y también una síntesis de lo que suponía el far west y los valores de los Estados Unidos. La obra se pasa un buen rato explicando todo esto –es curioso la cantidad de cosas que hay que explicar actualmente cuando se habla de alguna referencia un poco antigua-, para pasar después a centrarse en la visita del cowboy norteamericano en Barcelona. El 18 de diciembre del 1889, el legendario personaje llegó con toda su troupe para representar una especie de espectáculo circense en el que reproducía las batallas con los indios y todo lo que había vivido él mismo durante la colonización del territorio americano. Y es que unos pocos años antes había creado el espectáculo ambulante Buffalo Bill’s Wild West, con el que recorrió su país y también muchas ciudades europeas.
Lo más curioso de esta obra es que coge forma de entrevista y que utiliza a una periodista de verdad –la televisiva Raquel Sans– para que juegue a hacer de ella misma y saque todo el jugo a un personaje tan controvertido y peculiar. El envoltorio, sin embargo, le da la teatralidad que necesita el espectáculo, y en este sentido algunos recursos resultan bastante acertados (la fotografía firmada, los recuerdos familiares) y otros un poco rudimentarios (el recurso del sueño, la insinuación del final). También se aprovecha, como no podía ser de otra manera, para hablar de temas que quizás durante el siglo pasado no se habrían tratado en torno al personaje: la masculinidad tóxica o la controvertida postura hacia las tribus y pueblos nativos norteamericanos. Y ya hacia la parte final se narra la curiosa visita en Barcelona, que no obtuvo el recibimiento deseado y que dice bastante de cómo era –o quizás de cómo es todavía- la sociedad barcelonesa.
Raquel Sans sorprende por su desparpajo en el escenario y por cómo juega con su personaje, que no se limita solo al registro de entrevistadora. Por su parte, Ramon Madaula crea un Buffalo Bill que a ratos parece un poco caricaturesco, pero que acaba aportando todos los recursos interpretativos que tan bien conoce el actor. También hay que decir que el mismo Madaula ha asumido la tarea de autor, igual que ya lo hizo a Adosados o Els Brugarol.