Al frente de la Fénix está en Felipe Cabezas, actor chileno establecido en Barcelona. Formato principalmente en Commedia dell’Arte, defiende una programación de proximidad donde el teatro de máscaras siempre ha tenido una importancia capital. Sus últimos monólogos (Inferno, L’última notte del cappitano, Houdini) mezclaban el monólogo íntimo, la poética la imagen, la máscara y el movimiento, pero con Bruto da un paso adelante en el lenguaje y se atreve con un monólogo inspirado en Julio César de William Shakespeare (ni más, ni menos!).
Marco Junio Bruto Cepión, Bruto por los amigos, fue el político y militar que conspiró contra el dictador Juli Cèsar, a quién acabó matando junto con otros senadores. La historia, ha tildado a Bruto de traidor, a pesar de haber actuado en defensa de la República romana para proteger un sistema más «democrático» y sacar el inmenso poder que el César se había adjudicado. Es entonces un traidor de Roma?
Bruto está encarcelado, pero la suya conciencia es libre. Nos habla inmóvil, a una celda, pero su mente vuela por los recuerdos. El buen uso de la luz y de los audiovisuales ayudan a evocarnos los diferentes rincones del alma del protagonista. Por el fondo de la temática, Bruto me recordó al Juicio a una zorra de Miguel del Arco, que presentó con maestría la Machi: un personaje histórico calumniado justifica su punto de vista y obtiene una redención de un público que los juzga dos milenios más tarde.
Texto y propuesta interesante que, con unas funciones de rodaje, cogerá el ritmo preciso.