Cada vez resulta más difícil encontrar espectáculos que apuesten por una narrativa diferente, que arriesguen generando universos genuinamente extraños y personales. Por este motivo, Broken Heart Story, con su refrescante atrevimiento, supone una muy agradable sorpresa por su estética surrealista, un sutil sentido del humor y su profundidad emocional. La propuesta, a medio camino entre una comedia de Ionesco y el perturbador estilo cinematográfico de David Lynch, nos traslada a la mente, el alma y el corazón de una escritora cuyos miedos y problemáticas resultan gratamente representativas del mundo de los artistas y de las mujeres. La autora y directora Saara Turunen tiene la habilidad de hacernos caminar por laberintos oníricos sin caer en pretensiones arrogantes ni tópicos o recursos facilones. Su originalidad es verdaderamente rompedora y no dejará indiferente a nadie. Quizás, para algunos espectadores, no será fácil entrar en el lenguaje desconcertante de la pieza. Sin embargo, parece que Turunen tiene muy claro lo que quiere explicar y, por lo tanto, su evocadora secuencia de ideas fascinantes es probable que acabe por ganarse a todo el mundo. Si a esto le sumamos una ambientación muy sugerente y cuidada y un reparto efectivo, el resultado es el de una pieza valiente, acertada y casi redonda.
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