Una moral a medida

Blues

Blues
14/10/2018

Desde el estreno de Zowie en el Teatre Lliure ahora hace unos treinta años, Sergi Pompermayer ha seguido una carrera ecléctica en la que ha mezclado dramas que le preocupaban (Refugiats, New Order, Sacrifici) con comedias alocadas (Canguelis, Top Model, Ossos) y muchos guiones de sitcoms para TV3 (Plats bruts, Lo Cartanyà, La Sagrada Familia o Jet Lag, entre otras muchas). Podríamos decir que Blues se enmarca más en el tipo de obra reflexiva y crítica, a pesar de no estar exenta de humor ni del afinado sentido del ritmo que el autor ha aprendido con tantos años de oficio. La obra está bien estructurada y los personajes no son de una sola pieza, sino que nos muestran varias caras e incluso algunos claroscuros que los hacen realmente interesantes. Desde el abuelo comprensivo y enrollado (magnífica creación de un Xicu Masó realmente pletórico) hasta la nieta rebelde (Esmeralda Colette, toda una revelación), pasando por la pareja que conforman unos más que correctos Gemma Brió y Eduard Buch.

El principal tema de la obra, y también uno de sus grandes aciertos, es contraponer el miedo externo provocado por el terrorismo con los miedos particulares e íntimos que cada uno pasa como puede dentro del ámbito familiar. La habilidad de Pompermayer de mezclar unos y otros llega hasta un final brillante, que evidentemente no desvelaremos pero que introduce otro tema importante, el de la moral. O tal como dice uno de los personajes, «una moral a medida», frase de suficiente contundencia como para acabar dotando de profundidad un texto del que no esperábamos tanto como nos ha dado… Seguramente la producción de La Brutal, que últimamente nos tiene muy bien acostumbrados, y la cuidadosa dirección de Norbert Martínez también han tenido mucho que ver.

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