Que difícil añadir algo que todavía no se haya dicho de Barcelona, y más, ante tanta unanimidad. Sí, es una obra tensa e intensa, que nos refleja y nos hace pensar en nosotros mismos. Por eso emociona. Desde mi punto de vista, pero, el texto es una manipulación de los sentimientos para encogernos el corazón desde un buen principio. Pere Riera mete el dedo en el ojo hasta que consigue hacernos llorar. Teatro emotivo y sentimental… quizás demasiado. Míriam Iscla fantástica.
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