Muchas veces las comedias de ambiente familiar acaban cayendo en un costumbrismo arquetípico e incluso caricaturesco. En esta ocasión, en cambio, se evitan los lugares comunes y se consigue una obra que cumple las expectativas, aporta muchas pinceladas de realidad y acaba provocando incluso un cierto malestar. Y es que Jordi Sánchez y Pep Anton Gómez saben combinar muy bien temas actuales con diálogos divertidos y jugosos, aparte de crear personajes creíbles que aguantan el tipo durante toda la función. Por el escenario desfilan abuelos estresados que se ven obligados a cuidar de los nietos, la hija cuarentona que sigue apalancada en casa, el hijo separado que no sabe como enderezar su vida y la nuera que se siente rechazada por su familia política. Un variado abanico de personajes que nos lleva a hablar de los temas de siempre (codicia, relación padres e hijos, diferencias generacionales) pero en un contexto que reconocemos al instante.
El otro punto fuerte del espectáculo es su acertado reparto. Jordi Banacolocha y Maife Gil aprovechan sus personajes para demostrarnos que la naturalidad y la experiencia son un grado fundamental, a pesar de que David Bagès, Mercè Martínez y Susanna Garachana no se quedan atrás. Entre los cinco levantan una comedia que en ocasiones pierde el ritmo o se encalla en escenas excesivamente alargadas o repetitivas, pero que funciona gracias al engranaje modélico que toda comedia necesita. Con algo más de rodaje estaremos, con casi toda seguridad, ante un éxito comercial importante… y bastante merecido.