El conocido director de “La Calòrica”, Israel Solà, debuta en solitario como director y dramaturgo sin Joan Yago.
No he podido evitar pensar en la similitud con otra obra también estrenada en la Flyhard: “Ovelles”. En las dos los personajes son tres hermanos (en este caso, hermanas) que se encuentran para celebrar un acontecimiento, en un caso era recibir una herencia y en éste la solicitud de un óvulo por parte de una de las hermanas a otra para poder tener un hijo.
En los encuentros entre hermanos aparecen temas que no han visto nunca la luz, relaciones incomprendidas, desconocimiento de la situación de los demás, pasados oscuros y no hablados, presentes alejados.
Israel Solà realiza un trabajo de artesanía a partir de un hecho real. Él añade las puntillas, los adornos y la parte de ficción que aportan comprensión y realidad a la historia. Por esto ha creado un texto impecable con una dramaturgia muy sencilla y un diseño escenográfico de Clàudia Vila que no puede ser más minimalista. El director ha sabido también encontrar el punto, el ritmo, la velocidad y la comicidad a una obra en la que se juegan las emociones de las tres hermanas encarnadas por Ester Cort, Meritxell Huertas y Carme Poll. El marido que tiene que ser padre es Brian Lehane que aporta el contrapunto sereno y discreto al polvorín desatado de emociones entre las tres hermanas. Pero son ellas las que nos han emocionado, nos han hecho compartir sus emociones, sus preocupaciones y miserias, nos han mantenido todo el rato dentro del espectáculo, nos han hecho reír y llorar.
La sala estaba llena y el público entusiasmado.