Ya hace más de veinte años que Yasmina Reza estrenó su artefacto más puro y exitoso. En aquel momento, Arte supuso un encaje perfecto entre la comedia de boulevard y el teatro pseudo intelectual, que permite reír… pero con criterio. También brindó la posibilidad de reunir tres actores brillantes para que brillaran todavía más con unos diálogos ingeniosos y ciertamente irónicos. Todo aquello funcionó en más de medio mundo, y lo más curioso es que 22 años más tarde todavía sigue funcionando. La pátina de intelectualidad ha quedado un poco diluida y la autora no ha conseguido superar su propio texto, pero el ritmo interno de la pieza y la composición de los tres personajes -no siempre tan sutil como se pretende- continúa convenciendo a nuevos espectadores.
La versión de Miquel Górriz -recordemos las famosas versiones de Josep Maria Flotats y Ricardo Darín- es limpia, precisa y elegante. Consigue hacer olvidar antiguos referentes y da a todo el conjunto un aire fresco y pretendidamente naturalista. Pere Arquillué, Francesc Orella y Lluís Villanueva hacen el resto con sus interpretaciones, ya sea tirando de profesionalidad, de veteranía e incluso de recursos habituales en este tipo de obras. Cumplen con creces lo que se les pide, y el público los vitorea al final como si acabara de ver las mejores interpretaciones de sus respectivas carreras. No es así, pero la magia (o lo que sea) de esta obra lo ha conseguido… otra vez.