Todo el origen de la historia es contada por el actor Toni Guillemat en los primeros 15 minutos. A partir de entonces se desarrolla un proceso fantasioso del luto, del dolor por una pérdida irreparable. Utilizando la distopía del túnel del tiempo que hasta ahora habíamos visto en el pasado, la persona perdida, la que pudo ser, con realidad virtual, aparece en el futuro en tres etapas y edades distintas. Ellas tres son Paula Jornet, Neus Pàmies e Isabel Soriano. Las tres, vestidas con la misma tela de ropa pero en diferentes estilos según la época (acertado vestuario de Laura Sanz), hablan con el que queda, le interrogan, dialogan en medio de tecnología sonora e imágenes muy visuales de gran belleza.
Con música de Neus Pàmies y Gerard Marsal, las tres actrices cantan a voces. Es una música dulce, interrogante, demandante, que pregunta y quiere saber la verdad del futuro, cómo habría evolucionado la relación si…..
Sorprendente y original es el espacio sonoro de Gerard Marsal que se encontrarán los espectadores antes de entrar en la sala y durante todo el espectáculo.
Son tres actrices-cantantes que cantan, recitan, la mayoría de veces las tres juntas porque existe un diálogo constante. La música es a veces sincopada, con un fondo electrónico. En un momento determinado aparece un rap triste teñido de emoción cantado por la Pàmies. Las tres entran y salen del Hades o del más allá hacia un mundo real o imaginario a través de una cortina transparente. La iluminación de David Bofarull y Lluís Serra ayuda a crear esta fantasía de una realidad imaginaria que ya no existe pero que retorna constantemente. Los recuerdos brillan a través de la piel del que queda.
Es una idea original de Marc Chornet y Proyecto Ingenu transformada en texto por Marc Artigau. Los dos logran llevar al escenario un sentimiento de desolación y tristeza con una obra estéticamente bonita.