Un cuento poético

Arbres

Arbres
25/11/2014

Lo primero que llama la atención de este montaje escrito por Marc Artigau es su ambientación. La escenografía recreando un bosque con una inquietante illuminación y una niebla espesa que, incluso, para algunos espectadores, puede llegar a ser molesta, generan una atmósfera mágica y misteriosa perfecta para enmarcar el cuento que a continuación nos explicarán. Con un acentuado tono poético característico de su autor, Arbres plantea una especie de triángulo romántico y bastante atípico donde por encima de todo destaca el uso de la imagen y la palabra. En este sentido, la obra, dirigida por Aleix Fauró, renuncia a ciertas convenciones de la narrativa teatral en favor de las metáforas del lenguaje y de la puesta en escena. Esto aporta una gran cantidad de momentos originales, bellos y turbadores que son la gran baza del espectáculo. Desgraciadamente, esta apuesta tan fuerte por la vertiente poética de la historia también conlleva un cierto arrastre del ritmo, pocos momentos de naturalidad y un exceso de densidad en algunos diálogos. Los tres actores, por suerte, están muy a la altura de un reto difícil como este y salvan, en muchas ocasiones, escenas complicadas con su entrega y solvencia interpretativa. De esta manera, se podría rebajar un poco la carga simbólica de la propuesta para dejar paso a un producto más digerible… claro que, tal vez, así se perdería gran parte de su personalidad.

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