Sin pasión

Anna Karenina

Anna Karenina
23/01/2016

Adaptar la novela de Tolstoi al teatro es una auténtica osadía, a pesar de que tenemos que admitir que la adaptación recoge los hechos más importantes y ayuda a entender la desesperación de la protagonista. Ivan Padilla se ciñe a los tres personajes principales y organiza la acción de forma que no echamos de menos personajes o cambios muy importantes de escena. A partir de cinco sillas, una lámpara y un pianista nos trasladamos a los salones de la Rusia zarista y nos creemos las situaciones. Los interludios musicales, acompañados de pequeñas escenas coreográficas, ayudan al conjunto… a pesar de que pecan de repetitivos. De todos modos, lo peor que le sucede a esta Anna Karenina es que está falta de pasión. Las interpretaciones son un poco planas -más al principio que en el tramo final- y les faltan matices. Una obra que juega todas sus cartas al desarrollo de tres personajes tan importantes como el matrimonio Karenin y el conde Vronski no se puede permitir este lujo. Al fin y al cabo, el teatro es emoción y nunca lo tendríamos que perder de vista.

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