¡Cuántas veces hubiéramos querido saber qué pasaba detrás de aquella puerta, de qué hablaban, qué decían de nosotras, cuales eran los planes que estaban confeccionando que nos interesaban tanto!
Es el ángulo muerto de las situaciones más cotidianas de la vida, todo aquello que no podemos ver y que nos inquieta porque nos pone en peligro. Roc Esquius y Sergi Belbel nos regalan un guión sorprendente pero que nos resulta familiar en este momento: una start-up que se ve obligada a hacer reajustes de plantilla. Es un texto muy actual y en el que el público se puede sentir identificado personalmente o por alguna persona cercana. De la actualidad se nutre el teatro. Esquius y Belbel lo saben bien, escriben sobre problemas actuales, saben ser críticos con las situaciones que nos toca vivir y consiguen poner humor en los momentos más ácidos de la vida.
Original es también la manera de presentar este texto. Lluís Elías a la dirección teje el guión con la maestría que le dan los años trabajados con Els Joglars. Juega con el texto, con los intérpretes y con el público. Dos espacios bien diferenciados en el mismo escenario. Me transportó a la primera vez que vi “Per davant i per darrera”, como un juego de espejos que te va haciendo descubrir el ángulo muerto que no veíamos desde el otro lado. Sin embargo, en esta ocasión no hay delante ni detrás, todo está a la vista. La iluminación de Daniel Gener nos dice cual es la escena principal, pero a pesar de la exageración en el movimiento y la gestualidad del otro lado, no le prestamos suficiente atención. Después descubrimos que no debería haber escena principal, que las dos escenas se deben mirar simultáneamente ya que esta mirada binocular nos habría ayudado a reconocer posteriormente el ángulo muerto que desconocíamos. No podemos evitar que la atención se nos desvíe hacia la zona iluminada. Es el gran poder de la palabra.
A pesar del desconcierto y de la sorpresa, podemos ir descubriendo poco a poco las personalidades de los cuatro personajes, su carácter, sus miedos y debilidades, sus sentimientos más íntimos. Y estos personajes están magníficamente bien representados por los cuatro intérpretes que participan en este divertido juego. Cada uno en su papel, tan diferente de los demás, Berta Bahr, Ramon Godino, Alberto Lozano i Rafaela Rivas consiguen mantenernos en estado de alerta, sabiendo que algo tiene que pasar.
No me ha extrañado que esta deliciosa pieza haya sido nominada a los premios de Teatre Barcelona. ¿Mucha suerte APUNTA TEATRE!