Tal como dice Abel Folk antes de empezar el espectáculo, «esto que veréis es sobre todo un concierto». Un concierto de música contemporánea a Shakespeare y Cervantes, punteado con textos de los dos grandes autores… a pesar de que si lo dijéramos al revés seguramente tampoco estaríamos faltando a la verdad. De hecho, todo ello es una excusa para volver a escuchar las palabras de los dos genios, que a pesar de vivir en la misma época tuvieron un talante vital y estilístico muy diferente, como queda demostrado en la pieza. No tenemos que negar que el dramaturgo inglés es la estrella de la función, con una cantidad más importante de textos y con escenas enteras de algunas de sus obras más importantes. En este sentido, tanto Folk como Pep Planas se rinden a dramas como Macbeth, Hamlet, Otel·lo o Timón de Atenas, que contrastan ostensiblemente con el tono jocoso que se le ha querido dar a todo el conjunto. Es cierto que los dos actores -junto con la voz deliciosa de Maria Altadill y la música en directo- hacen un esfuerzo titánico para gustar y convencer… Y sí, nos convencen de que son dos buenos actores, capaces de defender con creces los textos que representan, pero el exceso de didactismo convierte el espectáculo en uno de aquellos que me llevaban a ver cuando iba al Instituto. Un acabado de lujo para un producto correcto, que no va más allá… ni lo pretende.
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